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“El tiempo que pasa lentamente es una señal indirecta de que no todo va bien”

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abril 2024


“El tiempo que pasa lentamente es una señal indirecta de que no todo va bien”

Nuestra percepción del tiempo varía, pero no necesariamente por las razones que podemos esperar. Sylvie Droit-Volet, profesora de la Universidad Clermont Auvergne, Francia, nos recuerda los beneficios que se obtienen al no hacer nada y desmiente algunos clichés.

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¿E

s cierto que el tiempo vuela cuando te diviertes? ¿Que un día aburrido se prolonga para siempre?

Sylvie Droit-Volet, profesora de psicología cognitiva y del desarrollo, ha dedicado su carrera a estudiar cómo experimentamos el paso del tiempo y los factores que influyen en nuestra capacidad de estimar la duración.

Según ella, somos bastante buenos cronometradores, pero también estamos muy influenciados por nuestro estado de ánimo.

“El tiempo que pasa lentamente es una señal indirecta de que no todo va bien”

Europa Star: ¿Qué es el tiempo?

Sylvie Droit-Volet: San Agustín escribió: “¿Qué es el tiempo? Siempre que nadie me pregunte, lo sé. Si quiero explicarlo, no lo sé”. El tiempo es un concepto con múltiples significados. Para los historiadores, puede ser una cronología de acontecimientos a lo largo de un período de años o siglos. Para los biólogos, es un microtiempo que gobierna la actividad celular. Los físicos aprehenden el tiempo en una escala que puede ser infinitamente grande, la del universo, o infinitamente pequeña, la de los átomos, y que está completamente más allá de nuestra experiencia y conciencia.

¿Y a escala humana?

Los humanos crearon el tiempo social principalmente para facilitar la vida dentro de una comunidad. Los calendarios se inventaron para planificar eventos como cosechas y festivales religiosos a lo largo de un año. Los relojes se fabricaban para medir el tiempo y organizar las actividades de los miembros de una sociedad, como el trabajo, la oración o las reuniones.

El tiempo psicológico se refiere a nuestras actitudes hacia la temporalidad, como la forma en que representamos el tiempo o nuestra capacidad para orientarnos dentro de un día o el calendario. Mi investigación se centra en dos aspectos principales: la conciencia del paso del tiempo, es decir, lo que hace que el tiempo parezca rápido o lento, y nuestra capacidad de estimar la duración.

La sensación de que el tiempo pasa más o menos rápido depende del contexto y de nuestro estado emocional. Descubrimos que el tiempo pasa lentamente cuando estamos aburridos o tristes, y rápidamente cuando estamos felices o hacemos algo que disfrutamos o encontramos interesante.

Un día bien aprovechado pasa volando. Por otro lado, decimos que el año pasó rápido cuando sentimos que no hicimos mucho. ¿Es esto una paradoja?

No, porque no es la misma pregunta. El segundo caso es una perspectiva autobiográfica. Por ejemplo, cuando una persona mayor dice que el tiempo pasa más rápido ahora que cuando era más joven, es porque está considerando el tiempo en la escala de su vida. Los años parecen pasar rápido porque son conscientes de que les queda poco tiempo y porque ya han tenido una larga vida. Por tanto es una evaluación mental más que una impresión subjetiva. Por otro lado, la mayoría de las personas mayores consideran que el tiempo presente pasa lentamente, especialmente aquellos que se encuentran en residencias. Esto se relaciona con una pérdida de independencia, un ritmo más lento y, muchas veces, depresión. Compárese esto con la mayoría de los niños pequeños que descubren que el tiempo pasa rápido, especialmente hasta los cinco o seis años, simplemente porque en general están felices.

Entonces, ¿el tiempo que pasa lentamente es un síntoma de infelicidad?

Sí. De hecho, podemos utilizar esto para controlar el estado psicológico de una persona, por ejemplo alguien que está pasando por una situación difícil como depresión o dependencia del alcohol. Es una señal indirecta de que no todo está bien. A la mayoría de nosotros nos resulta más fácil describir un cambio en la velocidad con la que pasa el tiempo que explicar qué está mal en nuestra vida.

¿Podemos alterar conscientemente nuestra percepción del tiempo, mediante la meditación por ejemplo?

Sí. Las personas que meditan a veces dicen que el tiempo “se detiene”, pero es simplemente porque han dejado de pensar en ello.

¿Por qué estudiar nuestra capacidad para estimar duraciones?

Es una función fundamental del ser humano. Vivimos en un mundo dinámico, compuesto de acontecimientos y de los intervalos que los separan. Para poder anticiparlos, tenemos que estimar correctamente las duraciones. Nuestra investigación ha demostrado que no existe correlación entre la sensación de pasar el tiempo y nuestra capacidad para estimar la duración. Sobreestimar una duración no significa que encontremos que el tiempo pasa lentamente. Nuestra percepción del paso del tiempo no se basa en nuestra evaluación de la duración.

¿Somos buenos cronometradores?

En general, sí, estimamos las duraciones con precisión, razón por la cual los científicos creen que el cerebro tiene algún tipo de reloj interno. Las estimaciones tienden a variar más para duraciones más largas que para duraciones más cortas, particularmente períodos de más de tres segundos. Los principales factores que nos hacen sobreestimar o subestimar una duración son la atención que prestamos a esa duración, nuestras emociones y sustancias como las drogas que afectan al cerebro. Sabemos que los sedantes ralentizan nuestro reloj neuronal y que los estimulantes lo aceleran.

¿Cómo afecta la atención a la percepción del tiempo?

Los niños pequeños, que a menudo tienen dificultades para concentrarse, tienen más probabilidades de tener un sentido distorsionado del tiempo. De manera similar, las personas con trastorno por déficit de atención/hiperactividad, cuyos síntomas incluyen impulsividad e inquietud, subestiman las duraciones. Los estudios han demostrado que a un individuo, cuando se le presenta un estímulo, tenderá a subestimar la duración de ese estímulo cuando tiene que responder una pregunta al mismo tiempo. Por ejemplo, cuando se les muestra una palabra y se les pide que describan el color de esa palabra.

En pocas palabras, es como si nuestro cerebro estimara la duración contando los “tic-tacs” de un reloj interno. Si nos concentramos en algo que no sea la duración, como una tarea difícil, perdemos algunos de los tic-tacs y, por lo tanto, subestimamos cuánto tiempo ha pasado. Por supuesto, esta idea de un reloj interno es simplemente una metáfora. No existe una estructura única que rastree el tiempo, sino un sistema neuronal complejo que involucra diferentes regiones del cerebro.

El tiempo como un anciano con brújula, globo terráqueo y reloj de arena, atribuido a Francesco Salviati (1533-1567)
El tiempo como un anciano con brújula, globo terráqueo y reloj de arena, atribuido a Francesco Salviati (1533-1567)

¿Qué papel juegan nuestras emociones?

Sucede lo contrario. Si inducimos miedo en alguien, por ejemplo mostrándole la imagen de un individuo amenazador, sobreestimará la duración. Esto está relacionado con nuestra respuesta fisiológica al miedo. Nuestro ritmo corporal se acelera para que podamos reaccionar rápidamente y esto también afecta a los circuitos temporales. Esto constituye una gran ventaja adaptativa: si el tiempo pasa rápidamente, o al menos parece que pasa, reaccionamos más rápido ante una situación peligrosa.

¿El lenguaje influye en nuestra percepción del tiempo?

Sí. Los estudios han demostrado que las prácticas lingüísticas o culturales, especialmente la dirección de la escritura, influyen en las representaciones del tiempo. La cultura occidental simboliza el tiempo como una flecha de izquierda a derecha y esto influye en cómo nuestro cerebro procesa la información temporal. Un estímulo mostrado a la izquierda de una pantalla se percibe como más corto que un estímulo mostrado a la derecha.

Las personas con tono perfecto o absoluto pueden identificar el intervalo entre dos notas y el tono de una sola nota. ¿Existe algo llamado “tiempo absoluto”: no sólo la capacidad de estimar duraciones sino también de posicionarse con precisión en el tiempo?

No hay nada que sugiera esto. Curiosamente, los músicos son especialmente buenos estimando duraciones porque el ritmo es un aspecto clave de su profesión. También lo son los atletas y los jugadores.

A menudo decimos que “no tenemos tiempo”. ¿Qué quiere decir esto?

Es parte de la impresión de vivir en una sociedad en aceleración. Personalmente no creo que nos falte tiempo, sino que perdemos mucho tiempo pegados a nuestras pantallas, consultando mensajes en el teléfono o viendo canales de noticias en streaming. Luego está la idea de que si no estamos constantemente ocupados, no viviremos la vida al máximo. Yo no lo veo de esa manera. Necesitamos aceptar que no podemos hacerlo todo y recuperar el control de nuestra actividad, de nuestra vida, de nuestro tiempo. Debemos aprender a decir no y aprender a disfrutar del tiempo.

¿El arte olvidado de no hacer nada?

Sí. Cuando “no hacemos nada”, en realidad estamos haciendo mucho. Estamos pensando, recargando pilas, estimulando nuestra creatividad, perdiéndonos en un hermoso paisaje, contemplando nuestra vida… ¡Pero recuerda! No hacer nada no es lo mismo que aburrirse. El aburrimiento generalmente se percibe como negativo porque lo asociamos con una falta de compromiso cognitivo y un sentimiento de tristeza. Deberíamos volver a aprender el valor de dejar ir.